Como es costumbre, la Revista Nueva, del domingo 29/08/99, nos nutre de información.
"Dice que no vio pelear a Chacón. Cuenta por qué desaparecieron casi todas sus peleas. El mito Nicolino y las preguntas que nunca se animó a contestar"."No me mire a mi, mire la cámara, Nicolino. Acá en el agujerito. Así no, no. Siga mi dedo. A la lente, Nicolino, donde tiene que mirar". El fotógrafo está de rodillas y Nicolino Locche está de pie junto al diploma que lo certifica campeón del mundo peso welter, de 1968, pero cuya existencia ignoraba hasta el momento. Comparado con el resto del cuerpo, Locche tiene las piernas pequeñas -el jean se le va largo de tiro-. Esa desproporción lo obliga a caminar como una campana, moviendo los hombros a un lado y a otro, parecido al andar de un simio que al de un hombre maduro. La cabeza prácticamente calva y a los costados, los pocos pelos que se mantienen en pie son de un marrón tierra, pero tierra artificial. "Los ojos los quiero en el círculo negro. Me voy a explicar. La idea es simple, Nicolino: usted fija su atención en la cámara mientras yo le saco la foto sosteniendo el diploma de campeón". La sien amplia, el corte filoso del mentón, nariz desinflada, pestañas caídas en picada sobre los ojos, dan la impresión de que Locche, en vez de cara, tiene una coraza. Traigan a Larry, a Moe, a cualquiera de los 3 chiflados y van a ver es imposible meterle un dedo encima. Las manos son especiales, manos de contador o de abogado. Delgadas y livianas de adolescente. Viéndolas, se entiende por que la especialidad de Locche nunca fue la pegada. "A ver, a ver. Los ojos, Nicolino, mirándome a la cámara, ahora. ¡Ahí está! Así. ¡No, no. No!". Después de un largo rato, Locche comprende la pose que pretende el fotógrafo, pero la mirada se le va. Ese instinto le valió los mejores reflejos en la historia del boxeo, no se lo puede quitar de encima. Controla todo desde la inmovilidad, y anticipa cualquier traslación espacial antes que ningún otro en la habitación.
La salud olvidada: Del otro lado de la pared, mientras le hacen las fotos, está Tito Lectoure, aún hoy su apoderado. Hace 15 minutos, Nicolino ingresó a su oficina fumando Derby, mientras esperaba recibir su aprobación para entrevistarse con Nueva -en realidad, buscaba plata por la nota- y Lectoure lo paró en seco: "¿Seguís fumando, vos?. No aprendés más, che". Hace tiempo, Lectoure fumaba a rolete, pero desde que dejó el tabaco no permite un cigarrillo encendido en su despacho. Locche, es la excepción. Fuma uno cada 20 minutos y por momentos la tos le atasca el habla.
El año pasado estuvo internado y se llevó un susto. ¿El médio no le dijo que dejara de fumar?- No, cuando no podía fumar era cuando boxeaba.
Igual, siendo boxeador, también fumaba.- Si, pero menos. 2 o 3 cigarrillos por día. Ahora puedo fumar más.
¿Está a dieta?- No, como de todo. Lo que venga.
Detrás de su escritorio, Lectoure está hojeando un número de Nueva y le advierte a Nicolino: "Ésta no es una revista de boxeo. No te van a dar nada por la nota. Pero hacela: te va a hacer resurgir en los medios. El mito Nicolino". "Por eso justamente -dice Locche-. El mito vale". "Dale, dejate de jorobar -insiste Lectoure-. Hacela y listo". Parece mentira, Nicolino Locche obedece como un hijo. Se nota enseguida el vínculo filial que tiene con su apoderado. Y también que Lectoure es un buen tipo.
Lectoure, ¿Campeones puede lograr que el boxeo vuelva a la Argentina?- ¿Qué?
El programa de TV Campeones... ¿Capaz que estimula a la gente para que vea más boxeo?- No conozco Campeones. Discúlpeme, no miro televisión.
- "Yo a veces lo miro" (interviene Locche). Es algo ficticio. No son boxeadores, ni siquiera amateurs. Son actores. Rocky era un poco más real". Terminada la inquietud, el manager se queda en su oficina y Locche sale, diciendo: "Lectoure es un personaje, un tipo intachable".
Parece la antítesis de Coppola- Si, ese es un despelote. Yo lo conozco de verlo en la tele, nomás.
En el boxeo, ¿quién les presentaba mujeres o los conectaba con gente de la noche?- Nadie. No conocí a nadie que hiciera eso. Un Coppola en el boxeo, que yo sepa, no existe
¿Por qué cree que Lectoure dejó de hacer peleas en el Luna Park?- El Luna tenía un gimnasio con 4 rings. Había un montón de managers todo el tiempo. Tito organizaba una pelea, hacia la publicidad, carteles por todos lados y ellos le decían: "El pibe no puede pelear, tiene un problema en la mano, pero si le pagás un poco más, pelea". Eso se lo hacían a cada rato. Sabían que Tito perdía plata si cancelaba la pelea. Y un día se reventó y dijo: "Si quieren boxear arreglenselas ustedes". Y cerró el Luna. Y así se acabo el boxeo en la Argentina.
El mito Locche: El que nunca escuchó a Locche, desconoce que habla como mordiéndose la lengua. Sumado, a que es un hombre de pocas palabras y pulgas, son algunas de las razones por las cuaes aparece muy poco en los medios. Una vez se presentó en una radio de Córdoba. Lo habían invitado a integrar una mesa redonda. La 1º pregunta que recibió Locche lo sacó de casillas: "¿Cuantó ganó, Nicolino?", quiso saber un conductor. Al campeón le hubiese gustado tenerlo enfrente al periodista en el ring. "¿Y usted cuanto gana?", le contestó Locche. "Yo no lo digo", contestó el periodista. "Entonces, yo tampoco", concluyo el ex boxeador. Se paró y se fue. Los mitos están hechos fundamentalmente de anécdotas e incógnitas. El mito Locche está cargada de ambas. Cuánto ganó en su carrera y cómo se gastó el dinero son 2 de las preguntas que alimentan el mito y a su vez, el disgusto del campeón.
¿Por qué no respondió?- ¿Por qué iba a responder si el otro no me dijo nada?. Me levanté y me fui, que iba a hacer. Y los dejé con la musiquita sonando.
Un rumor que corre sobre su historia es de los agentes de la SIDE. ¿Es verdad que les enseñaba boxeo?- Defensa personal. Si, creo que en el 79'. Pero era muy difícil. Costaba enseñar. Eran cosas diferentes de las que hacía yo.
Y los boxeadores jóvenes, ¿no le piden que les enseñe?- Si, pero para profesor no estoy. Tengo poca paciencia.
¿Por qué no hay nuevos Nicolino?- Porque no hay profesores. Por eso.
¿Un buen profesor hace a un campeón?- Es una combinación de talento, un buen manager y un entrenador.
¿Dónde se pueden conseguir hoy sus peleas?- No sé, ni yo las tengo. Tito se hizo una copia de la pelea contra Fuji. Él me contó que los milicos borraron muchas peleas del Luna para grabar los comunicados. De mis peleas la única que quedó fue esa por el campeonato.
Dos potencias se saludan: Vive en un barrio alejado del centro de la ciudad de Mendoza y dicen que cobra una renta vitalicia del Gobierno de la Provincia de varios miles de dólares -hablan de hasta 6000 mensuales-. En un principio, aseguran, estaba destinada a que Nicolino diera clases a las esperanzas del boxeo mendocino. Pero que después eso quedó tecleando. Otra de las incógnitas que agrandan la leyenda. "Cuando fue gobernador Gabrielli -dice-, me pagaba por asistir a reuniones y manifestaciones politicias. Pero una vez que terminó el mandato, se acabó todo".
¿Qué fue de los vinos Locche?- Me traicionó mi socio, un cordobés que me decía que las empresas le pagaban con cheques sin fondo, pero era él quien se guardaba la plata.
¿Estuvo mal económicamente?- Nunca estuve mal.
¿Lo conoce al presidente M*nem?- Si, somos amigos. Él iba a ver mis peleas en el Luna Park. Una vez me lo encontré en un bar. Estaba muy oscuro y había un hombre en una mesa que me chistó. Cuando me acerqué era el presidente. Hablamos un rato. En un momento, me dijo: "¿Puedo tutearlo?". "Pero si ya me tuteó hace rato", le dije y se rió.
¿Con qué otro presidente tuvo relación?- Cuando gané la corona a Fuji, en 1968, lo llamé a Onganía desde Japón. Le dije: "Señor presidente, misión cumplida". Cuando llegamos, nos invitó a la quinta de Olivos. A Perón también lo conoci, pero de pasada. No era tanto de mi época.
La pelea por la corona fue una lección histórica de boxeo. Fuji, el campeón, no lo tocó nunca. Locche bailaba sin mover las piernas, inclinando el cuello y la cintura como un elástico. Cansado y aturdido, Fuji abandonó el ring antes de terminado el combate.
¿Lo volvió a ver a Fuji?- Si, vino una vez a Argentina y nos vimos.
¿Y él que le dijo?- No sé, porque no le entendía un corno.
Uno contra el mundo: Para Nicolino, con Muhammad Alí se terminaron los grandes. En síntesis, eso es lo que piensa del boxeo actual, y lo demuestra por la negativa: nunca vio pelear al mendocino Pablo Chacón ni vio la conquista del título de Barrios.
¿Le gusta el boxeo fememino?- No, las mujeres no pueden pelear. Y esos gordos enormes superpesados tampoco.
¿Qué opina de "Látigo" Coggi?- Que no puede volver a pelear.
¿Nassem Hamed, el campeón británico que tiene una técnica tan rara, puede ser el nuevo Alí?- ¿Hamed? Si Hamed es un payaso...
Uno más histórico, Ringo Bonavena.- ¿Quién?.
Bonavena.- Ringo (sonriendo con maldad). Mucho gusto.
¿Por qué no le atrae?- Ese no era un boxeador. Era otra cosa. Pero boxeador no. ¿Qué hora es?.
Las 13:30.- Uy, me tengo que ir. Mi mujer me espera para almorzar.
Su mujer, la 2º esposa, María rosa. La conoció en Córdoba. Ella tenía un local de lencería. Los casó el mismo cura que enlazó a Perón con Evita. A la 1º esposa dice, no la vio más. A sus 3 hijos, si, cuando puede. Son 2 varones y una mujer. Ninguno se puso los guantes. Igual, él fue muy claro, le cuesta horrores enseñar. Porque en definitiva, ¿cómo enseñar a transformar el cuerpo en elástico, cómo desmenuzar un gráfico de los reflejos milimetrados y cómo decirles, en fin, que aún de viejos, hay que tener los ojos bien abiertos y desconfiar hasta de los fotógrafos, porque el golpe es sorpresa y la sorpresa nunca se sabe de dónde viene y nunca se sabe hacia donde va?.
Lamentablemente, Locche falleció el 7 de septiembre de 2005:
http://www.clarin.com/diario/2005/09/07/um/m-1048627.htm